Darlyn Padilla, un combatiente por herencia

Su fuerza de carácter la que lo condujo a las semifinales de la división -73 kilogramos de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, donde se colgó la medalla de bronce.

 

Buenos Aires (Argentina).- Darlyn Padilla habla suave y pausado. Analiza cada palabra que dice. La tranquilidad con la que encara las preguntas que le hacen los periodistas contrasta con la agresividad que muestra sobre la colchoneta de taekwondo. Fue justamente esa fuerza de carácter la que lo condujo a las semifinales de la división -73 kilogramos de los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, donde se colgó la medalla de bronce.

"Es gracias al Plan de Alto Rendimiento en el cual, Padilla se ubica en la categoría Talento que le ha permitido realizar su preparación dentro y fuera del país".

En su combate por un cupo a la final cayó 29 a 5 ante el iraní Ali Eshkevarian, quien finalmente se adjudicó el oro. Pero más temprano, para acceder a las semifinales, el ecuatoriano doblegó al serbio Dusan Bozanic por 23 a 20. “Estoy muy agradecido con todos los que me apoyaron. No estoy satisfecho con el resultado, no me conformo, mi intención era ganar el oro”, dijo el deportista después de la premiación.
La medalla de bronce es un premio a la constancia. Cuando las cosas se ponían difíciles, desde el banquillo de coach Julio Álvarez gritó y eso fue suficiente para despertar la sed de medalla del ibarreño de 17 años. “No te rindas, desea el triunfo más que él” exclamó su entrenador desde la zona técnica cuando en el final del segundo asalto se complicó la pelea.
Durante casi los tres rounds el ecuatoriano fue abajo del marcador, pero encontró un último suspiro cuando la pelea de cuartos agonizaba favoreciendo al serbio Duzan Bosanic.
Fue en los últimos diez segundos cuando Padilla pateó y pateó y logró descifrar los cortes de distancias de su rival, cortes que iniciaron desde el arranque de la tercera salida y que por una amonestación de agarronazo en la recta final, puso la contienda 20-19. Eso le dio fuerzas al ecuatoriano.
“El chico de Serbia es alto y muy fuerte, pero no variaba su estilo en todos los combates que pudimos estudiarle. La estrategia era mantener una presión constante al rival, para que no desarrollara su combate con la pierna delantera. Recordemos que fue un evento con ranking, y se alinearon las gráficas conforme al resultado del preolímpico. Por lo que ya sabíamos contra quién iniciábamos”, describió el entrenador Álvarez.
En efecto, el ritmo del combate se orquestó con la técnica del europeo: generando un ataque directo al peto (protector del tronco en forma de chaleco) y cortando la distancia con cambios después de patear. Pero la derecha directa al casco aplicada como contraataque fue la carta que convirtió a Darlyn Padilla en el primer taekwondista ecuatoriano en lograr una medalla olímpica con un resultado de 20-23.
“El no dudó, salió a dejar el alma en el último asalto, sobretodo porque pude percibir un declive físico del serbio y ahí se abrió la posibilidad para ganar”, relató el coach, quien después de la premiación lo abrazó durante unos 30 segundos y besó la medalla de bronce que colgaba sobre el cuello del deportista.
Padilla estuvo cerca de alcanzar, al menos la plata de los -73kg, pero el desgaste físico le pasó factura en la semifinal contra el iraní Alí Eshkevarian, contra el que cayó por 5-29.
Pero los resultados del joven de 17 años no se dieron solo por motivación, iluminación divina o suerte.
Es gracias al Plan de Alto Rendimiento en el cual, Padilla se ubica en la categoría Talento que le ha permitido realizar su preparación dentro y fuera del país.
“Estuvo concentrado en Querétaro, México, también se preparó en Corea del Sur», indicó el entrenador Julio Álvarez.
Padilla, que dedicó el triunfo a su familia y a su país, inició en esta disciplina cuando tenía 10 años. El talento que mostraba en cada competencia lo hizo acreedor a varios campeonatos juveniles nacionales. El deportista lleva en la sangre las disciplinas de combate, ya que desde los 10 años conoció este arte marcial por intermedio de su hermano y familiares. Además, su padre es un boxeador retirado, pero a él no le llamó la atención porque es un deporte más riesgoso y tosco.
Jugó fútbol en las divisiones infantiles de la selección de Imbabura. Pero el deporte de combate pesó más. Su mayor anhelo es clasificar a los Juegos Olímpicos de mayores Tokio 2020.